Cambiando mi mente, cambiando mi mundo Edna Moreno SENTÍA QUE MI VIDA NO TENÍA MUCHO SENTIDO ¡Hola! Mi nombre es Edna Moreno y pertenezco al Centro de Meditación Kadampa de Guadalajara. Desde que conocí el Dharma, hace aproximadamente 8 años, me di cuenta de que estas enseñanzas eran muy especiales y de un gran valor. La…

Sanando la relación con mis padres a través de la compasión Pedro Acevedo Una infancia complicada Resulta difícil seleccionar solo una experiencia o un problema en el que el Dharma que he recibido en el Centro de meditación kadampa me haya ayudado, ya que han sido numerosos. Sin embargo, optaré por uno que abarca varios…

Soltar para poder crecer Bibiana Carvajal Un cambio inesperado Hace poco más de dos años, me despidieron de un trabajo en el cual llevaba once años y donde me sentía muy a gusto: tenía un gran equipo de trabajo, amaba el ambiente laboral y tenía estudiantes con los cuales llevaba mucho tiempo y que apreciaba…

RECONOCIENDO LA BONDAD DE LOS DEMÁS Liliana González APRENDÍ A SENTIRME REALMENTE AGRADECIDA Uno de los tantos aspectos en los que me ayudó el Dharma es en ser agradecida. Normalmente todos escuchamos, o nos dieron el consejo a través de los años, de que debíamos ser agradecidos; agradecer al universo, al gobierno, a la familia…

EL SUFRIMIENTO ME RODEABA Darian CÓMO LAS ENSEÑANZAS ME AYUDARON A TENER UNA VIDA SIGNIFICATIVA A los 21 años me encontré inmerso en un profundo enfrentamiento con la falta de sentido y el miedo. Intuía que algo no estaba bien en el mundo exterior, y esa sensación de desasosiego destruía el castillo de naipes que…

ENCONTRANDO UN AUTÉNTICO REFUGIO Margarita de Alvaré Viví una época muy difícil Yo vivía en los Estados Unidos a finales de los años 60, en plena época hippie. Eran tiempos revueltos, de drogas y rock and roll. En esa época tenía una profesora de yoga que era budista. Yo estaba siempre triste porque atravesaba una…

El sobre llegó por correo explicando la información básica que necesitaba saber para mi cirugía. «¿Cirugía?» pensé… Quería aprovechar esta experiencia para aplicar realmente el Dharma, para fortalecer mi práctica de refugio.

Cada día perseguía sin descanso la ilusión de la felicidad y me automedicaba con alcohol para adormecer el dolor. Tras agotar todas las vías, toqué fondo hace más de 9 años, lo que me llevó a rehabilitación.

La primera vez que escuché una enseñanza sobre la muerte, la sentí sorprendentemente como una buena noticia, como algo de lo que quería oír más. ¿Cómo? ¿Acaso el tema de la muerte no era tabú, algo de lo que nadie quería hablar?

He luchado contra la ansiedad desde que tengo uso de razón. Estaba tan familiarizado con la sensación que me identificaba con ella: Soy una persona ansiosa». Este patrón de pensamiento se había convertido en una parte necesaria de cómo procesaba los retos a los que me enfrentaba en mi vida.

¿Te aterroriza la meditación? Enhorabuena, no eres el único. Yo estaba segura de que no podría hacerlo. Empecé viendo las clases por Internet porque me daba miedo parecer una completa idiota.

Me siento como si siempre estuviera corriendo, siempre llegando tarde a algo y siempre persiguiendo algo que hay que hacer ayer. Estoy agotada casi todo el tiempo…

En 2001, un pequeño anuncio en un periódico llamó la atención de una madre soltera bastante enfadada y exasperada, que intentaba mantener la cordura en una situación cada vez más difícil. Decía: «¿Está enfadada? ¿Le gustaría encontrar un poco de paz en circunstancias difíciles? De eso hace ya 23 años.

Transformando las adversidades Mariela En búsqueda de un camino espiritual Mi nombre es Mariela, soy practicante del Budismo Kadampa desde hace ya 10 años. Conocí el Dharma en un momento especial en el que estaba en la búsqueda de un camino espiritual. Si bien venía de una familia muy católica y practicante, y yo también…

Conocí el budismo kadampa cuando tenía 16 años. Estaba lleno de esperanza y ambición. Pero también estaba a mitad de camino de un nuevo y paralizante desafío que se había colado en mí y había empezado a arruinar mi vida: la ansiedad social.

Llegué a la meditación cuando estaba en una fase muy oscura de mi vida. No me di cuenta en ese momento, pero sufría una depresión y una ansiedad muy graves.

Hace dos años, mi marido me dijo de repente que quería poner fin a nuestro matrimonio. Me quedé en shock, devastada y perdida, aunque en el fondo de mi corazón también había deseado liberarme de esta relación infeliz durante más de la mitad de nuestros 18 años de matrimonio.

En octubre de 2022, mi matrimonio acababa de terminar y yo estaba arrepentida, confundida y sentía que necesitaba un cambio de vida. En el pasado me había adentrado un poco en el budismo, lo suficiente para saber que la meditación funcionaba…

La vida no es fácil para nadie y no siempre nos enseñan en las escuelas o en la familia cómo lidiar con el sufrimiento mental y emocional que la vida puede traernos.

No había nada excepcional o inusual en mis «penurias». Mis insatisfacciones y dificultades parecían muy triviales en comparación con lo que ocurría en el resto del mundo en aquella época. Pero no dejaban de ser insatisfacciones y dificultades.

Hablamos de «vivir el ahora», pero tener cáncer me dio esta oportunidad real, este conocimiento de que si realmente vives el ahora, no experimentarás el sufrimiento de cosas que no han sucedido.

El dolor me había robado la vida. Entré por primera vez en un centro Kadampa poco después de perder a mi madre a causa del cáncer. Estaba enfadada e intensamente triste.

A lo largo de mi vida, ha habido innumerables ocasiones en las que he pasado de estar contenta a sentirme llena de frustración o enfado en un instante. Me sentía fatal por haberme enfadado y perdido la calma; me decía a mí mismo que la próxima vez lo haría mejor…

Ya no podía seguir dando clases. Pensé que un cambio de trabajo me ayudaría, y así fue durante unos meses. Pero seguía siendo la misma, un poco estresada, cansada y desgraciada…

Ya no confiaba en mis estados mentales distorsionados y agitados (mis engaños) para resolver mis problemas y hacerme feliz, sino que empecé a confiar en el desarrollo de la paz interior.

Empecé a sufrir insomnio. La preocupación por no dormir pronto se convirtió en un «tren desbocado» y pronto le siguieron la ansiedad general y la depresión.

Seis años después de empezar con el Dharma (práctica de meditación budista), a Sandy le diagnosticaron una enfermedad autoinmune rara e incurable que le provocaba ataques periódicos y progresivos de degeneración muscular.

Mientras navego por esta confusa soltería de treinta y tantos, descubro que algunos principios budistas, aprendidos en mi centro de meditación, ofrecen profunda sabiduría y serenidad.

De repente pude ver que esto no es necesariamente lo que soy, es sólo un pensamiento que estoy teniendo. Podría tener pensamientos diferentes. En cualquier momento tengo flexibilidad…