Por qué me gusta meditar sobre la muerte
Por Frances Lucero
¿Por qué querría meditar sobre la muerte?
Fui a mi primera clase de meditación con el corazón dolorido y un poco de inquietud. ¿Qué eran todos esos "ídolos dorados" y por qué la gente se inclinaba ante ellos?
Cuando vi a la maestra entrar en la sala con una sonrisa de oreja a oreja, me sentí inmediatamente cautivada por la paz y la felicidad que desprendía, y supe que yo quería tener lo mismo que ella.
Sentí un alivio inmediato y una sensación de paz cuando comenzó la enseñanza y pronto me sentí como si fuera la única en la sala, ya que las palabras que decía me hablaban directamente a mí y a mi corazón roto.
Pensando en la fragilidad de mi vida
Seguí asistiendo a estas enseñanzas en el Centro Kadampa, buscando esa paz y alivio cada semana. La primera vez que escuché una enseñanza sobre la muerte, sorprendentemente me pareció una buena noticia, como algo de lo que quería escuchar más. ¿Qué? ¿No era el tema de la muerte un tabú, algo de lo que nadie quería hablar? ¿Un tema que hay que dejar de lado y esconder bajo la alfombra, para luego abordarlo cuando se le confronta?
Empecé a pensar en la fragilidad de la vida, de mi vida. Cuando era joven recuerdo haber tenido la creencia real de que “nunca moriré”. La meditación y las enseñanzas sobre la muerte sacaron esa loca noción de mi mente y comenzaron a ayudarme a ver mi vida de una manera más significativa y, para mi total sorpresa, me hicieron sentir en paz. Recuerdo haber pensado lo refrescante que era escuchar enseñanzas centradas en la realidad de nuestra situación de vida y lo sorprendentemente pacífico que se sentía comprender y aprender a vivir de acuerdo con esa realidad a menudo dolorosa.
¿Cómo prepararse para la muerte de un ser querido?
Entonces un día, mientras estaba en el trabajo, pensé: “mi madre se va a morir”. Hasta ese momento, si tal pensamiento me venía a la mente, inmediatamente lo desechaba y no lo permitía, como si consentir ese pensamiento fuera a hacer que realmente sucediera. Ella era la luz de mi vida, una madre muy querida que siempre estuvo ahí para mí y para todos mis hermanos en todos nuestros traumas y luchas de la vida, el centro de nuestra familia. Cuando permití que permaneciera el pensamiento de que ella iba a morir, me di cuenta de que debía prepararme y vivir de acuerdo con esa realidad. Entonces comencé a prepararme.
¿Cómo prepararse para la muerte de un ser querido?
Piensas en ello, meditas en la impermanencia de todo, incluida esa persona maravillosa que siempre ha estado en tu vida. Una consecuencia natural de esto es que empiezas a dejar de dar por sentado que verás a esa persona mañana o alguna vez. Empiezas a apreciarlos más que nunca y luego, naturalmente, haces todo lo que puedes por ellos, pensando que esta puede ser mi última oportunidad de hacer esto en particular por ella. Diles lo mucho que significan para ti. Haces las preguntas que siempre has querido hacer. Les agradeces sinceramente todo lo que han hecho por ti y expresas tu más sincero arrepentimiento por todo el daño que les has causado.
La belleza y el beneficio de vivir con conciencia de la muerte
Luego a mi madre le diagnosticaron cáncer de pulmón terminal. Cuando recibió ese diagnóstico, su rostro no mostraba signos de angustia o falta de aceptación. Su fe la ayudó entonces y durante el resto de su vida. Y sentí tanta paz. Por supuesto, fue difícil verla pasar por el doloroso declive que ocurrió rápidamente, pero gracias a la poderosa meditación sobre la muerte y la impermanencia, pude mantener una mente en paz todos los días durante los siguientes dos meses hasta que llegó su hermosa y tranquila muerte. Temprano una mañana de otoño.
En su funeral, que estuvo lleno de tantas personas que amaban a esta mujer extraordinaria, tomé mi turno frente al micrófono, mientras los hermanos que lo deseaban decían lo que había en nuestros corazones. Sabía que lo primero que diría sería “¡Qué maravilloso!” Creo que eso llamó la atención de la gente, sorprendida. Y realmente quise decir esas palabras. Hablé de la belleza y el beneficio de vivir con conciencia de la muerte. La apreciación y aceptación de esta realidad nos dio a cada uno de nosotros la oportunidad de hacer y decir todas las cosas que no hubiéramos tenido la oportunidad de hacer si su muerte hubiera ocurrido inesperadamente. Su sentencia de muerte fue un hermoso veredicto que nos acercó a todos, tanto a nosotros como a ella, nuestra querida madre.
Durante los 20 años transcurridos desde entonces, puedo decir que mi conciencia de la muerte ha seguido siendo una gran parte de mi vida. A veces pienso en ello cuando me despierto y me levanto por la mañana, pensando “puedo morir hoy” o alguien cercano a mí puede morir hoy. Cuando mi compañero de vida y yo nos separamos por un día mientras tomamos caminos separados en nuestra vida diaria, tenemos la hermosa costumbre de expresar nuestro amor y decir “espero volver a verte” de varias maneras, con las más significativas y exquisitas. conciencia de que es posible que nunca nos volvamos a ver.
Frances asiste al Centro de Meditación Kadampa Nuevo México
