EL SUFRIMIENTO ME RODEABA
Darian
CÓMO LAS ENSEÑANZAS ME AYUDARON A TENER UNA VIDA SIGNIFICATIVA
A los 21 años me encontré inmerso en un profundo enfrentamiento con la falta de sentido y el miedo. Intuía que algo no estaba bien en el mundo exterior, y esa sensación de desasosiego destruía el castillo de naipes que representaba mi vida. Aunque no enfrentaba grandes problemas objetivos, los momentos de falta de sentido y la incapacidad para comprender todo lo que sucedía me llevaron a desarrollar ansiedad extrema y ataques de pánico diarios. Las cosas de la vida diaria ya no las podía ver como antes. Esto me llevó a somatizar problemas físicos.
Un tanto desahuciado y lleno de miedo, gracias a mi madre, llegué a una psicóloga transpersonal. En una sesión, pronunció una frase que fue un pequeño, pero significativo punto de inflexión: 'Estás buscando algo en lo que creer'. Este fue mi modesto inicio en el pensamiento de un camino espiritual. Aunque este pensamiento tardó algunos años en madurar, lo fui incorporando a mi experiencia. Seguía cometiendo errores al pensar que el sentido me lo daría un trabajo, una pareja, formar una familia o graduarme de una carrera. Pero desde mi lado completamente fracturado, no dejaba de fracasar en todo lo que intentaba. Una inseguridad que me dominaba, y un gran miedo y confusión nublaban cualquier rumbo que intentaba trazar.
UN CAMINO DE BÚSQUEDA
Un día dije: ¡basta! Era el momento de hacerme cargo de esto y comenzar un camino de búsqueda. Busqué por diferentes medios, tratando de hacer lo mejor posible. Empecé a estudiar por mi cuenta filosofía, psicología, y me comprometí seriamente con una psicóloga. También comencé a entrenar y a alimentarme de manera más saludable. Me sumergí en la lectura de mindfulness que despertó mi interés. Aunque cargar con ese peso sobre mis hombros fue desafiante, estaba decidido a ser lo mejor que pudiera ser y a nutrirme de conocimientos.
Un día, regresando de un largo viaje de trabajo, manejaba cansado y ansioso. Para mantenerme despierto puse música en el auto y se reprodujo un audiolibro sobre los Sutras de Buda. En ese momento, algo se encendió en mí. Después de tantas lecturas y videos sentía que se abría un camino ante mí.
EL ENCUENTRO CON EL CENTRO KADAMPA CÓRDOBA
Al día siguiente llegué decidido a encontrar prácticas budistas y fue entonces cuando descubrí el Centro de meditación kadampa Córdoba, Argentina. Aunque ya practicaba mindfulness y había leído sobre el budismo, al principio me costó familiarizarme con las enseñanzas. En algún momento incluso pensé en abandonar las clases. Sin embargo, en ese momento, las enseñanzas comenzaron a resonar. Empecé a comprender ciertos estados de ánimo y cómo se relacionaban con mi entorno. Aunque era nuevo en el Dharma, algo comenzó a cambiar en mi mente.
SENTIRSE PARTE DE ALGO MÁS GRANDE
A medida que me integraba con los miembros del centro, me sentía en familia con personas con las que podía hablar de cosas puras en una sociedad que ha perdido el norte espiritual. Estas personas mostraban un gran compromiso con cada individuo que ingresaba al centro, asegurándose de que se sintiera lo más cómodo posible y de que las clases fueran lo más perfectas posible.
El maestro del centro tenía un carisma excepcional y la virtud de impartir enseñanzas para aquellos abrumados y aturdidos por el caos del mundo actual. Gracias al Dharma y a las enseñanzas transmitidas por el maestro, cuando mis días se volvían turbulentos y llenos de estrés, encontraba un pequeño refugio donde esperar a que pasara la tormenta y tener un rayo de luz que me diera paz. Encontrar estos destellos de paz estabilizaba situaciones difíciles y me ayudaba a comprender por qué reaccionamos de ciertas maneras. Valoro enormemente tener un centro de meditación kadampa, ya que la vida es mucho más complicada sin Dharma.
UNA VIDA CON SIGNIFICADO
Todo lo que he aprendido y crecido en la práctica de la meditación y las enseñanzas ha generado grandes cambios en quienes me rodean. Mi experiencia da un giro, de manera tal que inicialmente había acudido de manera "egoísta" a las prácticas budistas porque creía que serían un beneficio directo para mí. Sin embargo, al interiorizar la práctica, me di cuenta de que, sobre todo, comencé a ayudar a los demás, lo cual me llena de satisfacción.
Cuando estoy más apacible puedo escuchar a las personas que me importan o que se acercan con problemas en sus vidas. La gente a mi alrededor empezó a relacionarse de otra forma conmigo y, de cierto manera, y lo digo humildemente, comencé a ser un pequeño ejemplo a seguir.
Darian asiste al CMK Córdoba.