Soltar para poder crecer
Bibiana Carvajal
Un cambio inesperado
Hace poco más de dos años, me despidieron de un trabajo en el cual llevaba once años y donde me sentÃa muy a gusto: tenÃa un gran equipo de trabajo, amaba el ambiente laboral y tenÃa estudiantes con los cuales llevaba mucho tiempo y que apreciaba bastante.
En ese momento el dolor fue muy grande y, más aún, el enojo porque toda la situación parecÃa injusta y arbitraria. La impotencia, la rabia, la tristeza, estaban todas mezcladas junto con la incertidumbre de no saber qué rumbo tomar; eran muchos años dedicados a una institución para que, de un momento a otro, me dijeran: adiós.Â
Afortunadamente, al poco tiempo conseguà un nuevo trabajo. Pero al contrario de sentirme agradecida y aliviada, surgió mucha molestia y decepción. Solo podÃa ver los aspectos negativos de mis nuevos compañeros, de la forma de trabajo, de los espacios, etcétera. Todo el tiempo estaba comparando, añorando el antiguo lugar y, claro, al encontrarme o hablar con mis antiguos compañeros, muchas de las conversaciones solo alimentaban aquellos sentimientos.
Con el paso del tiempo y gracias a la oportunidad que tuve de profundizar cada vez más en mi práctica de Dharma, empecé a encontrar otros enfoques para estas situaciones que yo veÃa de forma tan negativa. Poco a poco fui examinándolas no desde la perspectiva de las condiciones externas, sino del trabajo interno que debÃa realizar y lo que encontré fue muy interesante.Â
Descendiendo de la montaña del yo
Comencé a observar, por ejemplo, cómo, debido al apego, esperaba que estas personas que me rodeaban se comportaran de la manera que yo querÃa, que creÃa necesitar y, al no conseguirlo, surgÃa mucho enojo. Y no solo sentÃa enojo por las personas, también por las situaciones normales de un trabajo. Me negaba a aceptar las nuevas formas de hacer las tareas asignadas. ¡Esperaba que todo fuera perfecto para poder estar bien! Poco a poco y entendiendo que realmente la incomodidad estaba en mi mente y, hasta que esta no cambiara, lo externo tampoco iba a hacerlo, entonces, empecé a aceptar y a ser más flexible.
También, debido a ese enojo, habÃa una necesidad de criticar o imponer ciertas opiniones y, lo más llamativo, es que poco a poco me di cuenta que esta era una tendencia que no habÃa detectado. Gracias a esta situación empecé a ser más consciente de ella.
En otro momento, al contemplar la analogÃa de la montaña del yo y del otro y entender cómo nuestra perspectiva cambia cuando mudamos nuestro punto de vista, pude visualizar o imaginar cómo me veÃan esas personas a las que yo consideraba tan negativas y observé que muchas de mis actitudes no habÃan sido las más agradables y aunque fue una verdad difÃcil para aceptar al inicio, hizo que empezara a realizar un cambio, a pensar más en ellos y menos en mà y asà ajustar poco a poco la forma en que me relacionaba con las personas que me rodeaban.
En ese momento, la situación empezó a tornarse más amable para todos y eso fue gracias a reducir un poco el egoÃsmo y empezar a considerar el bienestar de los demás.
Una oportunidad
En este momento, continúo trabajando en el mismo lugar, pero ahora, y aunque las situaciones desafiantes continúan, cada vez más puedo verlas como un campo para entrenar mi mente y observar a dónde se dirige cada vez que surge una sensación desagradable. Poco a poco se ha convertido en un lugar donde probar mi entendimiento de las enseñanzas que recibo en el centro y aplicarlas a situaciones reales. Como en todo proceso, hay dÃas buenos y otros donde reaparece enojo o insatisfacción, pero es muy gratificante poder continuar el proceso de aprender a observar y ocuparme de aquello que sà puedo controlar, mi mente.
En retrospectiva, aquella situación que me pareció tan dolorosa, mi despido, en este momento puedo entenderla desde otros puntos de vista como la impermanencia o el karma, pero sobre todo, ahora la veo como un punto decisivo en mi vida que me llevó a practicar más y a entrar en un campo de entrenamiento que en este momento me permite desarrollar una mente más equilibrada y eso, ahora lo puedo valorar y disfrutar.
Bibiana asiste al CMK Colombia