En lugar de ver baches veo la bondad que hay entre ellos ~ Cómo la meditación trajo energía positiva a mi vida.
Por Tor Weser
Lucha contra la enfermedad crónica
Cuando descubrí la meditación por mí misma, hace aproximadamente 2 años, nunca pensé que me salvaría la vida y que se convertiría en una parte tan integral de mi vida diaria. Por aquel entonces, ya llevaba varios años luchando contra una enfermedad crónica. Me incapacitaba para trabajar con los compañeros bastante comunes de la depresión y la ansiedad secundarias, derivadas de la baja autoestima, la pérdida de objetivos y los temores sobre el futuro. Había días en los que apenas conseguía levantarme de la cama por la mañana, temiendo el día que me esperaba.
Una mente más tranquila y pacífica
Cuando entré por la puerta de mi Centro de Meditación Kadampa, ya me había sumergido en un par de experiencias espirituales que me habían abierto los ojos desde mi arraigada visión occidental del mundo. Sentí el poder de la energía positiva que nos rodea y me di cuenta de que la vida es mucho más de lo que me habían hecho creer.
Lo único que me faltaba entonces era orientación sobre cómo profundizar y cómo aplicarlo a mi vida diaria. Y esto es lo que realmente encontré en mi centro Kadampa. Sus amables, compasivas y empoderadoras enseñanzas y sesiones de meditación me abrieron de par en par las puertas a una visión del mundo completamente nueva. Me di cuenta de que sólo yo tengo el poder de vencer mis luchas. Si dejo de aferrarme a mi propio sufrimiento, veo las dificultades como acontecimientos externos que no tienen por qué tener poder sobre mí, y me recuerdo a mí misma que todo el mundo sufre de la misma manera, tendré una mente mucho más tranquila y en paz. Estoy muy contenta de que la meditación se haya convertido en una parte tan importante de mi vida diaria.
Crear tiempo para la meditación
Debido a mis circunstancias personales, he tenido que poner un poco de empeño para crear el tiempo necesario. Sobre todo por las mañanas, cuando me levanto antes para poder sentarme media hora antes de que empiece la vida familiar. Ahora practico la meditación casi todas las mañanas y noches, utilizo mantras e intento no olvidar lo que he aprendido durante el resto del día. Suelo empezar con unos minutos de meditación respiratoria o alguna otra práctica básica para calmar la mente, seguida de una recitación de oraciones. Esto me ayuda mucho a calmar mi mente caótica y a centrarme en la parte principal de la meditación. Al principio, no sabía qué pensar de las oraciones. Me parecían extrañas, ya que nunca había practicado ninguna religión. Ahora no querría perderme sus hermosas y poderosas palabras. Cuando no tengo tiempo suficiente, siento que algo está incompleto. Para mi meditación principal suelo seguir las 21 meditaciones de El nuevo manual de meditación. Incluso los 5-10 minutos que tengo por la mañana para esto tienen el poder de prepararme para el resto del día.
Los efectos positivos que he experimentado meditando regularmente son inmensos. Por ejemplo, después de contemplar la bondad de los demás (una de las 21 meditaciones), el mundo se ve realmente distinto. En lugar de buscar defectos por todas partes, como baches en la carretera, atascos de tráfico o gente malhumorada, ahora veo la bondad que hay en medio. Que debo estar agradecido por lo que tengo, apreciar lo que completos extraños hacen por mí y, lo que es más importante, alegrarme de tener la oportunidad de practicar la meditación y estudiar el Dharma, las enseñanzas de Buda.
Sentirse tranquilo y poder dormir
Me costaba conciliar el sueño porque no conseguía calmar la mente; todas mis preocupaciones y cavilaciones me mantenían despierta. Había noches en las que sufría literalmente ataques de pánico, con el corazón acelerado, respiración rápida y sudoración, sintiendo que el problema que me preocupaba era insuperable. Esto ha desaparecido casi por completo y ya no tengo problemas para dormirme. Incluso cuando me despierto en mitad de la noche, puedo volver a dormirme con bastante facilidad. Después de mi práctica de meditación vespertina, mi mente está mucho más calmada, realmente siento como si una energía cálida y positiva me envolviera, protegiéndome de las mentes negativas. Si un pensamiento negativo intenta apoderarse de mí, lo reconozco, pero luego desplazo el foco de mi mente hacia un pensamiento positivo, normalmente de una meditación reciente. Además, después de cerrar los ojos suelo recitar el mantra del Buda de la Medicina y, hasta ahora, creo que nunca he conseguido completar las 108 cuentas de mi mala (rosario) antes de empezar a quedarme dormida.
Aceptar mejor las situaciones
Cuando me encuentro en medio de una situación potencialmente conflictiva, con seres queridos o desconocidos, me he dado cuenta de que consigo mantener la calma. Y siempre que no lo consigo, después de todo aún no estoy iluminado, escojo una de las meditaciones que me parece más apropiada para la situación. Ha funcionado de maravilla para poner todo en perspectiva, reducir mi enfado con esa persona o grupo de personas en particular y desarrollar amor y compasión por ellos.
También me he dado cuenta de que ahora puedo aceptar mejor situaciones que en el pasado me habrían puesto al borde de la ansiedad o el enfado. Puedo aceptarlas tal y como son y siento que con el Dharma todo puede solucionarse.
Si miro atrás y veo los dos últimos años, nunca habría pensado que seguiría por este camino. Definitivamente, fue necesaria una situación muy difícil para que mi mente llegara a un punto en el que empezara a cuestionarme cómo eran las cosas. Pero las oportunidades aparecieron de repente, aparentemente de la nada, y tuve que atravesar esas nuevas puertas abiertas.
Tor Weser asiste a la KMC Southampton en el Reino Unido
