El Templo vuelve a llenarse para una última mañana de oraciones, peticiones y dedicaciones sinceras, en la que participamos en una práctica sumamente auspiciosa: la ofrenda al Guía Espiritual. Es una conclusión hermosa y apropiada para lo que ha sido un Festival extraordinario.

Es el último día completo del Festival y concluimos con tres sesiones más de retiro, manteniendo nuestras mentes en un estado tan bendecido y pacífico y esperando con impaciencia la representación de La vida de Buda. El Templo está abarrotado y se respira un ambiente increíble, mientras se apagan las luces y estamos todos juntos viendo esta obra especial y sagrada en una pantalla gigante.

La paz del Festival es indescriptible. Se siente tan poderoso meditar como una gran asamblea de practicantes en la culminación de este Festival. Paso a paso, sesión a sesión, tenemos la experiencia de mantener nuestras mentes colectivamente en objetos puros. El Templo Kadampa se vuelve tan silencioso, aunque seamos una gran asamblea de personas. Es armonioso a un nivel profundo, sutil, del corazón, mientras meditamos juntos durante largos periodos de tiempo en silencio.

Comenzamos tres días de retiro meditando según los consejos del venerable Gueshela en el hermoso y sagrado espacio del Templo. Kadam Morten guía a todos paso a paso, haciendo que el retiro se profundice gradualmente. Nos anima a ser ligeros y alegres y a practicar sobre la base de la fe, de forma relajada, con confianza.