Al reunirme en mi casa con amigos invitados por mi mujer para la iniciación, anoche me sentí como en la víspera de Navidad. A medida que la noche otoñal se oscurecía y se corrían las cortinas, los amigos llegaban con ofrendas, el altar se iluminaba con ofrendas y el gran televisor del salón veíamos la cuenta atrás para la iniciación "en directo" mientras colocábamos los últimos detalles, kits de mandalas, malas, sadhanas... y nos instalábamos.

Preparar la habitación significaba transformar el salón en la tierra pura de Tara, e incluso tuvimos un pequeño milagro: al desenrollar lo que yo creía que era un Thankgha de Yhe Tsongkhapa, en su lugar me encontré con una Tara radiante... ¡y realmente no recordaba que tuviera este cuadro! Así que se subió a la pared y nos contempló. Nos deleitamos con las bendiciones de Tara mientras guenla Dekyong, bañada en luz dorada, y Gueshla, a su lado, concedían la iniciación de Tara. Mi perro anciano incluso participó en la acción, durmiendo pacíficamente en una esquina de la habitación.

Después, ya pasadas las 11 de la noche, hicimos una pequeña fiesta Tsog y, finalmente, pasada la medianoche, bajo un cielo estrellado y aterciopelado, nos despedimos y, mientras los coches se alejaban, mi mujer y yo cerramos la puerta principal, sintiendo que íbamos a dormir en un espacio mágico. Nos sentimos muy afortunados. Gracias Gueshela.