Celebrando el regreso de Buda del cielo
Sep 22, 2024
Un viaje gozoso
por Gueshe Kelsang Gyatso
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Si seguimos los consejos contenidos en este libro, podremos transformar nuestra mente y nuestra vida, desarrollar nuestro potencial humano y encontrar paz y felicidad duraderas.
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La riqueza interna de la compasión
Durante el descanso de la meditación, intentamos mantener una mente compasiva. Cuando nos encontremos con una persona, debemos recordar que está sufriendo y sentir compasión por ella. De este modo será como descubrir un valioso tesoro difÃcil de encontrar. La compasión que sentimos al contemplar a los demás es la riqueza interior suprema, una fuente inagotable de felicidad que nos beneficia no solo en esta vida, sino también en las futuras.
Como ya se ha mencionado, la riqueza externa no puede ayudarnos en vidas futuras, y ni siquiera podemos estar seguros de que nos vaya a hacer felices ahora, puesto que a menudo nos causa preocupaciones y puede incluso poner en peligro nuestra vida. Los ricos tienen que preocuparse de asuntos que no afectan a los pobres, como los ladrones, los negocios, el precio del dinero y la posición social. Todo esto les produce una gran ansiedad. Mientras que la mayorÃa de nosotros podemos viajar con libertad, las personas ricas o famosas tienen que llevar guardaespaldas y corren el peligro de ser raptadas. Disfrutan de poca libertad y no pueden descansar tranquilas. Cuanto más elevada sea nuestra posición social, peor será la caÃda, por lo que es mejor no ponernos en un pedestal.
Por mucho que mejoremos nuestras condiciones externas, nunca podrán proporcionarnos felicidad pura ni protegernos del sufrimiento. La verdadera felicidad no existe en este mundo impuro. En lugar de esforzarnos por adquirir posesiones, es mejor que cultivemos la riqueza interna de la virtud que, a diferencia de la externa, nunca nos decepciona y nos ofrece la paz y felicidad que deseamos.
Con un poco de práctica, podemos transformar a nuestros amigos en un tesoro y obtener la riqueza del amor, la compasión, la paciencia y demás virtudes. Sin embargo, para poder hacer esto, nuestro amor por ellos ha de estar libre de apego o, de lo contrario, si dejan de complacernos o hacen algo que no nos gusta, nuestro aprecio por ellos se convertirá en odio. En realidad, solemos enfadarnos más con nuestros amigos que con nuestros enemigos o con los desconocidos.
Cuando nos enfadamos con nuestros amigos, los convertimos en maras. Los maras son personas o circunstancias que interfieren en nuestra práctica espiritual. Nadie es un mara por sà mismo, pero si permitimos que alguien estimule nuestras perturbaciones mentales, como el odio, el apego o la estimación propia, lo transformamos en uno. Los maras no siempre tienen cuernos o un aspecto terrorÃfico. Alguien que nos resulta agradable, que nos alaba y distrae continuamente, puede convertirse un obstáculo para nuestra práctica espiritual. El que nuestros amigos sean maras o un tesoro depende por completo de nosotros. Si cultivamos la paciencia, el amor y la compasión con sinceridad, serán como joyas preciosas, pero si nos dejamos llevar con frecuencia por el odio, los convertiremos en maras.
Si descubriéramos un tesoro enterrado bajo tierra o ganásemos una gran cantidad de dinero, nos sentirÃamos muy afortunados. No obstante, si tenemos en cuenta que la riqueza interior es superior a la externa, nos sentiremos mucho más afortunados al encontrarnos con alguien, que nos ofrece la oportunidad de aumentar nuestras virtudes. Para el sincero practicante compasivo, el mero hecho de encontrarse con otras personas, hablar con ellas o recordarlas es como encontrar un tesoro. Cuando un practicante se encuentra con alguien, aumenta su compasión, y sus actividades diarias, como ir de compras o charlar con los amigos, se convierten en causas para alcanzar la iluminación.
© Gueshe Kelsang Gyatso y New Kadampa Tradition