Las enseñanzas de guenla Kunsang se centraron en los peligros del apego, la fuente de todo sufrimiento, y en la importancia de tomar la firme determinación de reconocerlo, reducirlo y finalmente abandonarlo. Si lo hacemos, seguiremos los pasos de Buda y seremos de gran beneficio para quienes nos rodean. Ella recuerda a todos las valiosas palabras de aliento y consejos compartidos por el venerable Gueshela en ordenaciones anteriores: el verdadero objetivo de la ordenación es cumplir nuestro más antiguo deseo: ser siempre felices. ¡Qué afortunados! Si siempre recordamos esto, casi no habrá espacio en nuestro corazón para la infelicidad.

Finalmente, llega la ceremonia misma. Los recién ordenados, tras cortarse el cabello y vestir sus hábitos, reciben nuevos nombres y están listos para comenzar una nueva forma de vida que los lleva firmemente fuera del samsara. Se respira quietud, paz y alegría en el templo mientras se recitan los votos.

Después de la ceremonia, los nuevos monjes y monjas son recibidos con cálidos abrazos y mucho regocijo por parte de la Sangha ordenada, que se acerca para descubrir sus nuevos nombres y los preciosos significados asociados a ellos.