Ordenación, Festival de Otoño 2024
Oct 24, 2024
Extracto de una charla impartida por el venerable Gueshe Kelsang con ocasión de la inauguración delprimer templo kadampa el 1 de agosto de 1997.
Cuando comenzamos a diseñar este templo nos basamos en el mandala de Buda Heruka, el Buda de la Compasión del tantra del yoga supremo. Desde este punto de vista tiene muchas características especiales que indican que no es un edificio ordinario.
El templo tiene cuatro puertas y está rodeado por los ocho símbolos auspiciosos. En la parte superior de cada una de las entradas hay dos ciervos y una rueda del Dharma. El tejado está coronado con un vajra dorado de cinco puntas. Estos símbolos revelan las cualidades preeminentes que hacen de este templo un lugar sagrado.
Las cuatro puertas simbolizan las cuatro puertas de la liberación. Estas son cuatro clases de realizaciones de sabiduría y se describen en Esencia del vajrayana. Por estas cuatro puertas entramos en el camino que nos conduce a la liberación. Son entendimientos básicos que constituyen los métodos para alcanzar la liberación permanente del sufrimiento.
Las cuatro puertas simbolizan lo mismo que los cuatro rostros de Heruka. Nos enseñan que si deseamos alcanzar la liberación permanente del sufrimiento, debemos traspasar estos cuatro portales, es decir, adquirir cuatro realizaciones especiales de sabiduría que comprenden la verdad última de los fenómenos, que comprenden directamente la manera en que los fenómenos existen realmente.
Por lo tanto, las cuatro puertas nos enseñan el camino espiritual. Cuando veamos cualquiera de las cuatro puertas del templo debemos recordar que si deseamos alcanzar la liberación permanente del sufrimiento y de los problemas, debemos atravesar una de las cuatro puertas de la liberación. Cuando entremos en el templo debemos pensar: «Ahora estoy entrando por la puerta del camino que me conduce a la liberación». Esto creará una impresión, potencial o karma especial en nuestra mente.
Existen numerosas descripciones detalladas de las cuatro puertas. Según el sutra hay tres puertas de la liberación, pero según el tantra del yoga supremo hay cuatro. Sin embargo, no hay ninguna contradicción, aunque esto lo explicaré en otra ocasión.
Este templo está rodeado de ocho símbolos auspiciosos:
Estos símbolos nos muestran cómo avanzar por el camino budista hacia la iluminación.
La sombrilla simboliza la comunidad budista y nos enseña que aquellos que deseen con sinceridad avanzar por el camino budista hacia la iluminación, deberán entrar en la familia budista, lo cual significa refugiarse en las Tres Joyas y convertirse en budista.
Esto no significa que los budistas sean mejores que los demás, sino que aquellos que deseen avanzar por el camino budista hacia la iluminación deben entrar en el budismo porque fuera de él no es posible avanzar por este camino.
Por lo tanto, debemos entrar sin vacilaciones ni dudas, con total confianza, enfocándonos en una sola dirección y avanzar año tras año, mes tras mes. Lo más importante es entrar en el budismo y saber cómo empezar a recorrer las etapas del camino hacia la iluminación, cómo avanzar por ellas y cómo completarlas.
Los peces simbolizan la paz y la armonía, y nos enseñan que debemos vivir siempre en paz y armonía bajo la sombrilla preciosa. Es muy importante que cuando veamos los peces recordemos esto.
No solo en las comunidades budistas, sino también en las demás comunidades, en la sociedad y en las familias, ya sea en grupos grandes o pequeños, todas las personas deben vivir en paz y armonía, esto es importante. Por lo tanto, los dos peces jugando nos recuerdan esto, nos muestran que están contentos y que disfrutan de paz y armonía. Si ellos, que son animales, disfrutan de paz y armonía, nosotros también debemos hacerlo.
La vasija simboliza la riqueza y nos enseña que los practicantes budistas disfrutan siempre de la riqueza interna de la fe, la disciplina moral, el estudio y la práctica de Dharma, de beneficiar a los demás, del sentido del honor, de la consideración por los demás y de la sabiduría. Estas son las siete riquezas.
Los practicantes budistas creen que la riqueza interior es más importante que la riqueza material, el dinero y las condiciones externas. La riqueza interior nos hace felices en todo momento y nos ayuda tanto en esta vida como en las futuras.
La primera riqueza, la fe en el Dharma sagrado, tranquiliza, apacigua y purifica nuestra mente de manera que percibimos todo puro. Entonces dejamos de tener problemas porque si nuestra mente es pura, nuestras percepciones también lo serán. Cuando nuestra mente es impura, estamos enfadados y celosos o tenemos otras visiones erróneas, lo percibimos todo negativo, todo nos resulta desagradable, y surgen las críticas, las discusiones, las peleas, la falta de armonía y todas las demás dificultades. Puesto que la fe hace que nuestra mente sea pura, si tenemos fe nos convertimos en seres puros.
Mientras que la fe en el Dharma sagrado hace que nuestra mente sea pura, la práctica de ladisciplina moral hace que nuestras acciones físicas y verbales sean puras. De este modo estas riquezas internas nos convierten en seres puros y sagrados.
El estudio y la práctica de Dharma es la riqueza más importante porque la sabiduría es muy beneficiosa. Nos protege tanto a nosotros mismos como a los demás y nos lo enseña todo.
Podemos beneficiar a los demás ofreciéndoles objetos materiales, enseñanzas de Dharma, amor y protección –cualquier clase de ayuda–. Estas acciones proceden de nuestro buen corazón y son unas cualidades internas maravillosas.
La quinta riqueza, el sentido del honor, es una cualidad mental interna especial que piensa, por ejemplo: «No puedo cometer esta acción perjudicial porque soy budista, practicante, etcétera», «no puedo matar seres humanos porque yo también soy un ser humano», «no puedo acabar con la vida espiritual ni la felicidad de los demás porque soy un practicante espiritual», etcétera. Esta es una buena cualidad interna, una riqueza muy especial.
Hay muchas personas en el mundo que matan a otros seres y destruyen el medio ambiente debido a su carencia de sentido del honor. Por lo tanto, el sentido del honor es una riqueza interna que convierte a las personas en seres especiales.
Gracias a la consideración por los demás pensamos, por ejemplo: «No puedo cometer acciones perjudiciales porque haré sufrir a los demás. No puedo hacer daño a los demás porque sufrirán» –siempre pensando que los demás son importantes–. Por ejemplo: «No puedo matar a este ser porque experimentará sufrimiento», «no puedo robar a esta persona porque le causaré problemas», «no puedo perjudicar a los demás porque su felicidad es tan importante como la mía». Estas actitudes son una riqueza interna especial que nos enriquecen espiritualmente.
La sabiduría es la mejor riqueza –nuestro mejor amigo– porque puede utilizarse en cualquier situación, en cualquier país. No corremos el riesgo de que nos la roben los ladrones. La sabiduría se puede utilizar en cualquier situación. La sabiduría es el amigo que mejor puede ayudarnos. Nos enseña lo que debemos hacer y lo que hemos de evitar. Si tenemos sabiduría interna, no necesitaremos pedir consejo a los demás; nuestra sabiduría nos lo dirá todo, qué dirección tomar, adónde ir, etcétera.
Por lo tanto, la vasija simboliza la riqueza y nos enseña que siempre debemos disfrutar de riquezas internas como la fe y la sabiduría. No debemos agarrarnos a los placeres externos porque no sabemos si nos van a hacer felices o nos van a hacer sufrir. Por supuesto que necesitamos disfrutar de la felicidad humana, pero también debemos reducir nuestro apego. Si disfrutamos de riqueza interna, estaremos a salvo –siempre seremos felices–.
La flor de loto simboliza la pureza, lo cual significa que debemos esforzarnos por convertirnos en un ser puro practicando el modo de vida del Bodhisatva –cultivando y manteniendo un buen corazón e intentando realizar acciones similares a las de un Bodhisatva–. En otras palabras, el loto nos recuerda que no debemos seguir siendo seres impuros e ignorantes, sino esforzarnos por convertirnos en un ser puro practicando el modo de vida del Bodhisatva.
La caracola simboliza la Joya del Dharma y nos enseña que debemos alcanzar la realización de las etapas del camino hacia la iluminación. Estas realizaciones nos protegen directamente de los sufrimientos y los problemas.
El nudo de la eternidad simboliza una cualidad extraordinaria de las realizaciones de Buda –su realización de la sabiduría omnisciente–, y la bandera de la victoria simboliza su cualidad extraordinaria del abandono –el abandono de sus perturbaciones mentales y apariencias erróneas–.
Estos dos símbolos juntos, el nudo de la eternidad y la bandera de la victoria, indican que si alcanzamos la Joya del Dharma, la realización de las etapas del camino hacia la iluminación, lograremos estas dos cualidades extraordinarias de Buda.
La rueda preciosa del Dharma muestra que si logramos estas dos cualidades extraordinarias de Buda, podremos guiar a todos los seres sintientes a la liberación permanente del sufrimiento principalmente girando la rueda del Dharma, es decir, impartiendo enseñanzas de Dharma. Esta en nuestra meta.
Por lo tanto, los ocho símbolos auspiciosos nos enseñan cómo empezar a recorrer el camino espiritual, cómo avanzar por él y cómo completarlo. Primero debemos alcanzar la realización de las etapas del camino. De este modo podremos lograr las dos cualidades extraordinarias de Buda y guiar a todos los seres a la liberación permanente del sufrimiento impartiendo enseñanzas de Dharma, que es nuestra meta.
Por lo tanto, este templo rodeado por los ocho símbolos auspiciosos nos recuerda que debemos poner en práctica el significado de estos símbolos e integrarlo en nuestra vida diaria.
Sobre cada una de las entradas hay dos ciervos y una rueda del Dharma, y el tejado del templo está coronado con un vajra. Juntos simbolizan las etapas del camino del tantra del yoga supremo. Los ocho símbolos auspiciosos nos enseñan cómo avanzar a lo largo del camino budista en general, y los ciervos, la rueda del Dharma y el vajra en la parte superior, las etapas del camino del tantra del yoga supremo en particular.
El ciervo simboliza la realización del gran gozo, la cierva, la realización de la vacuidad, y la rueda del Dharma, la unión de estos dos. Si avanzamos en esta unión del gran gozo y la vacuidad, finalmente alcanzaremos las cinco sabidurías omniscientes de un Buda, que están simbolizadas por el vajra de cinco puntas.
En resumen, el simbolismo del templo es el siguiente: si avanzamos en la práctica básica indicada por los ocho símbolos auspiciosos y luego avanzamos por el camino extraordinario del tantra del yoga supremo, que es la unión del gran gozo y la vacuidad, finalmente alcanzaremos las cinco sabidurías omniscientes de un Buda.
De este modo podemos comprender que este templo no es un edificio ordinario, sino un lugar sagrado.