Las charlas públicas del día siguiente, organizadas conjuntamente por Heruka KMC y KMC Londres, fueron todo un éxito. Una gran asamblea, tanto kadampas experimentados como personas nuevas en las enseñanzas de Buda, escuchó absorta la extraordinaria apelación de Guenla al sentido común, basada en la lógica perfecta del Dharma Kadam. Se podía sentir el peso de un alfiler al caer mientras explicaba, con un razonamiento impecable y un humor alegre, el sentido de la vida. Demostró cómo la paz interior que se cultiva mediante la práctica del Dharma es la única manera de que cualquier persona, budista o no, cumpla sus dos deseos más profundos: experimentar la felicidad duradera y liberarse para siempre de todo sufrimiento y problemas, incluyendo el omnipresente sufrimiento humano del dolor mental y físico.

Guenla nos animó repetidamente a aprovechar al máximo nuestra vida humana. Nos hizo un llamado con sincera urgencia: «Piensa con claridad, piensa con claridad, y usa tu propia experiencia para comprender el significado de la vida».

Nos recordó que la verdadera felicidad no se encuentra fuera de la mente; para muchos, esta era la primera vez que tenían la oportunidad de pensar en ello. Tras asegurarnos su amor por los perros, entre risas entusiastas, explicó cómo, si pensamos que tener un perro es la causa de la felicidad, tener dos perros nos haría el doble de felices, cuatro perros nos haría el cuádruple de felices, y tener 50 perros nos llenaría de felicidad.