Recibir preceptos

La esencia de este ejercicio consiste en tomar los ocho preceptos y guardarlos puramente durante veinticuatro horas.

Si realizamos esta práctica con regularidad, nos iremos familiarizando con el adiestramiento de la disciplina moral y nuestra vida se volverá mucho más significativa.

Si practicamos la moralidad de esta manera, recibiremos muchos y grandes beneficios. Esta práctica nos ayudará a resolver los problemas de la vida cotidiana, porque gracias a ella evitaremos crear causas de sufrimiento y sembraremos semillas que nos harán obtener renacimientos afortunados en el futuro.

Debido a que este ejercicio se realiza con la motivación de bodhichita es un método muy poderoso para purificar el karma destructivo. Es también un medio para acumular méritos y una causa para alcanzar la insuperable felicidad de la iluminación.

La primera vez que tomemos estos preceptos hemos de recibirlos de un Preceptor cualificado, y a partir de entonces, los podemos tomar nosotros de manera individual cuando lo deseemos. Esta sadhana contiene instrucciones sobre estas dos maneras de tomar los preceptos.

Si deseamos extraer la esencia de esta preciosa existencia humana, debemos esforzarnos por realizar este ejercicio tan a menudo como nos sea posible.

Comentario de la práctica

Cuando tomamos los ocho preceptos mahayanas, prometemos de manera explícita abstenernos durante veinticuatro horas de las ocho acciones siguientes:

  1. Matar
  2. Robar
  3. Realizar actividades sexuales
  4. Mentir
  5. Tomar intoxicantes
  6. Tomar alimentos después de la comida
  7. Sentarse en tronos o asientos elevados o lujosos
  8. Usar perfumes u ornamentos, cantar y bailar o realizar otras acciones impropias

Estas ocho acciones son meramente simbólicas porque, en realidad, durante esas veinticuatro horas prometemos abstenernos de toda acción que no sea virtuosa.

Tomar y mantener estos preceptos es una práctica especial de purificación. Buda comprendió que el sufrimiento de todos los seres proviene del karma destructivo que crearon en el pasado, y por ello mostró unos métodos especiales para purificarlo.

Para eliminar el karma impuro hemos de practicar los cuatro poderes oponentes: el de la dependencia, el del arrepentimiento, el de la fuerza oponente y el de la promesa. Estos se explican con detalle en El camino gozoso de buena fortuna. De estos cuatro, aquí acentuamos el de la promesa, la determinación de no volver a cometer acciones perjudiciales.

Esta promesa puede realizarse de diferentes maneras. Podemos comprometernos a no cometer ninguna acción impura durante el resto de la vida, durante un año, un mes, una semana o, en este caso, un día.

Si conseguimos mantener una conducta física, verbal y mental pura durante veinticuatro horas, poco a poco podremos extenderlo a dos días, luego a tres, etcétera, hasta que finalmente seamos capaces de mantener una moralidad pura de manera continua.

Si llega un momento en que somos capaces de mantener una conducta física, verbal y mental inmaculada y sin interrupción, habremos alcanzado la tierra pura. Con un cuerpo y una mente puros no hay bases para padecer sufrimientos; en vez de ello, disfrutaremos sólo de una incesante felicidad interior.

Todos deseamos ser felices –vivir en un entorno puro, con amistades y disfrutes puros–, pero mientras nuestra mente esté contaminada por el karma destructivo, nos será imposible lograrlo.

Por lo tanto, debemos aplicar este método efectivo que Buda enseñó para purificar nuestro karma negativo. Esta práctica es muy simple y, aunque dure sólo un día, produce grandes resultados.