Cursos especiales de invierno para explorar meditaciones significativas
Dic 23, 2024
Extracto del libro Gran tesoro de méritos por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso.
‘Todas las escuelas de budismo coinciden en que la práctica del yoga del Guru o confiar en el Guía Espiritual es la raíz del camino espiritual y el fundamento de todos las realizaciones.
Esto lo podemos comprender por propia experiencia. Por ejemplo, si queremos adquirir maestría en determinados oficios, dominar un deporte o aprender a tocar un instrumento de música, buscaremos un maestro cualificado que nos enseñe. Si seguimos el ejemplo de nuestro maestro y ponemos en práctica sus instrucciones, finalmente lograremos nuestro objetivo y llegaremos a ser tan cualificados como él. Si para alcanzar logros mundanos como estos es necesario confiar en un maestro cualificado, cuánto más lo será para alcanzar realizaciones espirituales como la liberación y la iluminación.
Hay dos corrientes principales de budismo: el hinayana o vehículo menor y el mahayana o gran vehículo; y la práctica de confiar en el Guía Espiritual es fundamental en ambos.
Según el vehículo hinayana, debemos considerar que el Guía Espiritual es como un Buda, y con fe y devoción hacerle ofrendas y ofrecerle nuestros servicios, y corresponder a su bondad siguiendo sus consejos y practicando sus instrucciones.
Sin embargo, según el camino mahayana debemos considerar a nuestro Guía Espiritual como un verdadero Buda y con fe confiar con sinceridad en él de pensamiento y acción.
Todo adiestramiento espiritual, ya sea hinayana o mahayana, de sutra o de tantra, depende de la guía y de las bendiciones de un Guía Espiritual cualificado.
Un Guía Espiritual debe tener auténticas realizaciones espirituales, pertenecer a un linaje puro y estimar el Budadharma, y con amor y compasión impartir enseñanzas correctas a sus discípulos. Si encontramos un Guía Espiritual con tales cualidades, hemos de considerarnos muy afortunados. Debemos generar fe en él y confiar en él con sinceridad poniendo en práctica lo que nos enseña.
Gueshe Potoua dice que si un discípulo puro encuentra un Guía Espiritual puro, no le resultará difícil alcanzar la iluminación.
Nuestra mente es como un campo, las enseñanzas de nuestro Guía Espiritual son como las semillas que plantamos en este campo, y nuestra fe en él es como el agua que hace germinar estas semillas. Si reunimos estas tres condiciones, recogeremos pronto una abundante cosecha de realizaciones de Dharma. Si de momento carecemos de estas condiciones, hemos de rezar para conseguirlas en el futuro.
Después de encontrar a nuestro Guía Espiritual, la forma de confiar en él es muy sencilla. Lo único que tenemos que hacer es generar fe en él o ella y poner en práctica sus instrucciones lo mejor posible. De este modo, nuestras realizaciones de Dharma aumentarán con naturalidad y alcanzaremos la iluminación con rapidez.
Hemos de considerar a nuestro Guía Espiritual como nuestra madre, que nos cuida y nos estima; como nuestro padre, que nos proporciona todo lo que necesitamos y nos protege de los peligros; como la luna que aplaca con su frescor el calor de los engaños en nuestro continuo mental; como el sol que disipa la oscuridad de la ignorancia en nuestra mente; y como un bondadoso benefactor que nos ofrece el regalo incomparable del Dharma.
Encontrar un Guía Espiritual totalmente cualificado tiene mucho más significado que poseer riquezas externas. Nuestro Guía Espiritual es nuestro verdadero benefactor. Nos ofrece la riqueza interna de la disciplina moral, la concentración y la sabiduría, y finalmente nos conduce al gozo supremo de la iluminación total.
Aunque disfrutemos de abundante riqueza material, si carecemos de estas realizaciones internas, en realidad somos pobres. En cambio, si al confiar en nuestro Guía Espiritual alcanzamos las realizaciones de las etapas del camino hacia la iluminación en nuestro continuo mental, seremos verdaderamente ricos aunque carezcamos de bienes materiales.
Por lo tanto, no debemos preocuparnos por la riqueza externa y cómo aumentarla, sino esforzarnos por confiar con sinceridad en un maestro totalmente cualificado.’