Nuevo manual de meditación

 

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El arte de la meditación y el método para aplicarla en la vida

por Gueshe Kelsang Gyatso

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Lea un extracto

Este libro, que continúa como un superventas, es un manual perfecto para la meditación diaria.

Escrito especialemente para el lector moderno que intenta incorporar la práctica de la meditación al agitado modo de vida, nos guía gracias a la secuencia de 21 meditaciones conocidas como lamrim, que conducen a experimentar verdadera paz interior.

Estas meditaciones enriquecen nuestras vidas ayudándonos a desarrollar cualidades especiales como claridad mental, amabilidad, paciencia y sabiduría. Nos ayudan a tratar de manera positiva cualquier situación en la que nos encontremos y a convertirnos gradualmente en una fuente de inspiración y alegría para los demás.

Con tantas y tantas personas volcándose a la ciencia interna de la meditación para solucionar sus problemas diarios, este libro es una compañía indispensable.

“En este tiempo de tensión y terrorismo internacional, en el que los gobiernos y grupos justifican la violencia como un método legítimo para lograr fines pacíficos, la perspectiva budista de Gyatso es particularmente estimulante . . . las palabras de Gueshe Kelsang Gyatso nos proveen de una inspiradora perspectiva hacia la paz.” FOREWORD MAGAZINE


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Cómo meditar

Cada una de las veintiuna prácticas de meditación consta de cinco partes: preparación, contemplación, meditación, dedicación y práctica subsiguiente. Las prácticas preparatorias, como su propio nombre indica, preparan nuestra mente para la meditación, pues con ellas purificamos los obstáculos causados por las acciones perjudiciales que cometimos en el pasado, acumulamos méritos y recibimos bendiciones de los Budas y Bodhisatvas. Estas prácticas preparatorias se realizan al comienzo de cada sesión de meditación en combinación con las oraciones que se muestran en el capítulo siguiente, por lo que nos convendría memorizarlas. Su comentario y las instrucciones sobre cómo preparar un altar y adoptar una postura correcta para la meditación, también se encuentran en el capítulo siguiente. Si tenemos la sensación de que no progresamos en nuestro adiestramiento en la meditación, no debemos desanimarnos, sino concentrarnos en las prácticas preparatorias con sinceridad.

La segunda parte de cada práctica es la contemplación. Su propósito es generar en la mente el objeto de la meditación de emplazamiento por medio de razonamientos, reflexiones, ejemplos apropiados y análisis de las enseñanzas relacionadas con el tema que estemos tratando. Es conveniente memorizar las contemplaciones que se presentan en cada sección para poder meditar sin tener que remitirnos al texto. Estas reflexiones son líneas directrices que debemos enriquecer con razonamientos complementarios, analogías y otros ejemplos relacionados con nuestra experiencia personal que nos ayuden e inspiren.

Cuando obtengamos una imagen clara del objeto como resultado de la contemplación, debemos abandonar la meditación analítica y concentrarnos de manera convergente en él. Esta concentración convergente es la tercera de las cinco partes: la meditación propiamente dicha.

Al comienzo de nuestro adiestramiento en la meditación, nuestra concentración es, por lo general, muy débil, nos distraemos con facilidad y olvidamos constantemente el objeto de meditación. Por ello, al principio es mejor alternar la contemplación con la meditación de emplazamiento varias veces en cada sesión. Por ejemplo, para meditar en la compasión, comenzamos reflexionando sobre los diversos sufrimientos de los seres sintientes hasta que sintamos una intensa compasión por ellos. Si este sentimiento se debilita o nuestra mente se distrae, volvemos a la meditación analítica para recuperarlo. Cuando lo hayamos recuperado, dejamos la meditación analítica y nos concentrarnos otra vez en él de manera convergente.

La contemplación y la meditación sirven para familiarizar la mente con objetos virtuosos. Cuanto más nos identifiquemos con ellos, de mayor paz mental disfrutaremos. Si nos adiestramos en el camino espiritual con sinceridad y nuestro modo de vida es consecuente con las decisiones tomadas durante la meditación, lograremos mantener en todo momento una mente tranquila y apacible. Instrucciones más detalladas sobre la contemplación y la meditación pueden encontrarse en Compasión universal, Introducción al budismo y El camino gozoso de buena fortuna.

La cuarta parte de cada práctica es la dedicación. Con ella dirigimos los méritos acumulados durante la meditación hacia el logro de la Budeidad. Si no dedicamos los méritos, el odio puede destruirlos con facilidad, pero si recitamos sinceramente la oración de dedicación al final de cada sesión, nos aseguramos de no perder la virtud que hemos acumulado y la convertimos en causa para alcanzar la iluminación.

La quinta parte de cada meditación es la práctica subsiguiente, que consiste en integrar la meditación en la vida diaria siguiendo ciertos consejos. Debemos recordar que el Dharma no hay que practicarlo solo cuando nos sentamos en un cojín de meditación, sino que tenemos que integrarlo por completo en nuestra vida. Es muy importante que no haya distanciamiento entre nuestra práctica de meditación y su aplicación en la vida diaria, porque el éxito en la meditación depende de la sinceridad de nuestra conducta fuera de ella. Por lo tanto, debemos observar nuestra mente en todo momento aplicando la retentiva mental, la atención, la vigilancia y la recta conducta, y procurando abandonar los malos hábitos. Si nos adiestramos con perseverancia durante el tiempo necesario tanto en las sesiones de meditación como fuera de ellas, lograremos una profunda experiencia de Dharma. Por lo tanto, hemos de practicar con paciencia, sin esperar obtener resultados inmediatos.

En resumen, nuestra mente es como un campo de siembra. Con las prácticas preparatorias lo acondicionamos como se ha descrito: limpiándolo de los obstáculos de las acciones perjudiciales que cometimos en el pasado, fertilizándolo con la acumulación de méritos y regándolo con las bendiciones de los seres sagrados. La contemplación y la meditación son la siembra de buenas semillas, y la dedicación y la práctica subsiguiente, los métodos para hacer madurar la cosecha de las realizaciones de Dharma.

© Gueshe Kelsang Gyatso y New Kadampa Tradition